«Duelo a garrotazos», una de las 14 Pinturas Negras de Goya trasladadas a
lienzo por Martínez Cubells. Museo Nacional del Prado
Este año se cumple el
165 aniversario del nacimiento del pintor valenciano Salvador Martínez Cubells.
En 1873 recibió el encargo de pasar a lienzo, y con ello salvar para la
historia, las 14 Pinturas Negras de la Quinta del Sordo en las que Goya
anticipó el expresionismo y la modernidad con 100 años de adelanto.
R. MONTANER VALENCIA
Las 14 Pinturas Negras de Goya se muestran
hoy en una de las salas más concurridas del Museo del Prado. Títulos como
«Duelo a garrotazos», «Saturno devorando a un hijo» o «Aquelarre o el Gran
Cabrón» se han quedado grabadas en la retina de los visitantes de de la primera
pinacoteca nacional. Sin embargo, ninguna de estas obras maestras asombraría al
mundo de no ser por el pintor valenciano Salvador Martínez Cubells, del que
este año se cumplen 165 años de su nacimiento.
Martínez Cubells, que en 1869 ganó por
oposición la primera plaza de restaurador que creaba el Prado, fue el elegido
para pasar a lienzo las pinturas al óleo que Goya había plasmado sobre los
muros de su casa de campo a orillas del Manzanares, la desaparecida Quinta del
Sordo.
En estas pinturas, en las que el genio de Fuendetodos dio rienda suelta a su
imaginación, se «anticipa el expresionismo y la modernidad con 100 años de
adelanto», según explica el vicerrector de Cultura de la Universitat de
Valencia y profesor de Historia del
Arte, Rafael Gil. De ahí que los historiadores hablen de ella como la
«Capilla Sixtina de la pintura moderna».
El restaurador valenciano extrajo estas pinturas murales de gran formato por
encargo de un banquero belga afincado en París, el barón Frédéric Émile
d´Erlanger, quien en 1873 había comprado la Quinta del Sordo. Pensaba vender en
la Ciudad de la Luz las últimas obras que Goya había pintado en España ocho
años antes de morir en Burdeos el 16 de abril de 1828.
El pintor e historiador del arte madrileño Agustín
Benito Oterino ha analizado en su tesis doctoral la disposición de las Pinturas
Negras en el espacio original en que las creó Goya entre 1819 y 1823.
Cuenta que los planes del barón d´Erlanger se desvanecieron al no llamar estas
obras la atención de la adinerada burguesía parisina. Y eso a pesar de que
había buscado el mejor escaparate posible, el palacio del Trocadero durante
Exposición Universal de 1878.
«Muy avanzadas para la época»
« No tuvieron ningún éxito porque eran unas obras muy avanzadas para la época, y
el barón donó la serie completa al Prado, que las tuvo 16 años olvidadas en sus
sótanos»apunta Benito Oterino.
Hoy en día, en que los criterios de
restauración de las obras de arte de mínima intervención y de reversibilidad
son totalmente distintos a los de la época de Martínez Cubells, se cuestiona el
trabajo del pintor valenciano en la Quinta del Sordo.
«Ahora sería impensable que un monumento
así no estuviera protegido, y tampoco se pasaría una obra de un soporte rígido
como es un muro a otro plástico, porque genera problemas de pérdida de
pintura y de grietas»añade. Martínez
Cubells dispuso un papel de seda japonés sobre estas obras y luego fijó la
pintura a éste con una cola natural. A continuación arrancó la capa pictórica y
la de preparación de la pared, para luego ir rebajando esta segunda con el fin
de pegar el «negativo» de la pintura al lienzo y así poder tener de nuevo el
positivo» de la pintura. Durante este proceso, cuenta el el historiador
madrileño, se perdió parte de la obra original. «Entonces no había un concepto
tan purista de la intervención del restaurador, por lo que Martínez Cubells
incidió sobre la pincelada de Goya, cosa que ahora no se haría jamás».
Gil insiste en la misma idea: «Con el traslado a lienzo se cambió de soporte,
de espacio y de medidas, ya que se recortaron los laterales de algunos murales,
y además se retocaron, con lo que el resultado de la extracción fue una obra
nueva». Sin embargo, todos coinciden que era lo único que se podía hacer en
aquella época para salvar estas sombrías y desesperadas pinturas en las que
Goya mostró su verdadero genio.
De "bohemio" a
pincel de cámara de la aristocracia.
Salvador Martínez Cubells, hijo del
conserje del Museo de la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, vino
al mundo en la ciudad del Turia el 9 de noviembre de 1845. Criado entre
cuadros, aprendió de su padre, que también restauraba las obras de esta
pinacoteca, la maestría que le llevaría a dirigir durante 26 años el taller de
restauración del Prado.
Pero eso vendría después de un comienzo difícil como pintor "bohemio"
en Madrid, según que recoge el diario ABC en 1894. Entonces ya se había
convertido en el retratista de moda de la capital "Muchísimas damas de
nuestra más linajuda aristocracia, y la mayoría de las notabilidades del foro,
la milicia, la banca y la política han desfilado por el taller de Martínez
Cubells” que firmó más de 500 retratos
Veinticinco años antes, pero, cuando llegó a Madrid en busca de fama y
fortuna con sus compañeros de la Academia de Valencia, Antonio Muñoz Degraín y
Francisco Domingo Marqués, tenían tan poco dinero que "cuando iban al
Teatro Real turnaban cada acto en el disfrute de la localidad, porque la bolsa
de los tres no llegaba sino para una sola entrada de paraíso", el
gallinero de la cuarta planta, que costaba 1,60 pesetas.
Las estrecheces quedaron atrás ante el éxito de sus
pinturas de temática histórica y su fama de restaurador. Falleció en Madrid el
21 de enero de 1914 como una "gloria de la escuela valenciana"
Este año se cumple el
165 aniversario del nacimiento del pintor valenciano Salvador Martínez Cubells.
En 1873 recibió el encargo de pasar a lienzo, y con ello salvar para la
historia, las 14 Pinturas Negras de la Quinta del Sordo en las que Goya
anticipó el expresionismo y la modernidad con 100 años de adelanto.